Por aquellos años los carnavales duraban cuatro días corridos. A mi siempre me encontraron en el campo, excepto una vez que estuve en Tristán Suárez. Esta mi padre nos hizo disfrazar de cowboy a mi hermano y a mi; nos hizo sacar una foto
En el campo era distinto, la fiesta más grande después de la cosecha. Caían allí por febrero.
Siempre íbamos a Benito Juárez, ya que Gonzales Chavez quedaba más cerca pero allí no había demasiado entusiasmo.
Por las tardes salían las camionetas por el pueblo generalmente con más muchachos que chicas; se cargaba agua en cuanto tacho o balde se pudiera conseguir. No existía la espuma, pero si los globitos. La tarea de llenarlos y acomodarlos en los baldes demandaba su tiempo.
Las guerras de carnaval se daban a la hora de la siesta con pleno calor. Se arrojaban agua de un vehículo a otro, o a ocacionales transeúntes. A veces se bajaban a la acera o a la vereda y allí se armaban batallas entre varios grupos. Si el agua se terminaba se le pedía al vecino más cercano para recargar permiso para que preste una canilla.
El blanco mas fácil eran las chicas que volvían a sus trabajos en la hora de tarde, el pedido más oído era "¡ No me mojen voy a trabajar!", estas palabras desataban un feroz aguacero. He visto personas cambiarse varias veces.
Otro lugar para tirar agua eran las azoteas de las casas, no había edificios de alto, ni balcones, pero repentinamente quien caminaba tranquilamente por la vereda, se encontraba con un chaparrón encima.
Normalmente salía con mis primos y primas, yo era el mas chico, ya entrada la tarde y comenzando la noche, los que se disfrazarían luego, se iban hasta la municipalidad para conseguir unos permisos.
Por la noche comenzaba el corzo, las carrozas daban la vuelta alrededor de la rambla de la avenida, desde el club Alumni hasta un poco antes de llegar a las vías, no se cobraba ninguna entrada, los más chicos caminábamos entre la gente, los muy mayores daban la vuelta del perro en sus vehículos junto a las carrozas, los jóvenes entre disfrazados y no trataban de saber quien estaba detrás de la máscara diciendo: "¡Yo te conozco!" o "¡Vos sos tal persona!".
Estaba prohibido tirarse agua, solo algunos pomos que se escondían, papel picado púrpura y serpentinas. Había como una radio, hecha con alto parlantes, a lo largo del trayecto, el locutor estaba en el medio y al paso de las comparsas o las carrozas las nombraba, nombraba a los niños perdidos para que los fueran a buscar sus padres o saludaba a algún vecino.
Mucha gente en lugar de caminar se sentaba en la mesas de la vereda de algún bar, en especial recuerdo el Castilla, bebían fernet, ginebra o algún vermout, allí estaban decenas de platitos de metal llenos de ingredientes.
A las doce sonaba la sirena de los bomberos o una bomba. Terminaba el corzo y comenzaba el baile. No había boliches como ahora, se hacían en los clubes: Dependientes, Alumni y otros, los disfrazados podían entrar con esas ropas.
El baile no era con discos, solo para los intermedios, ni ningún medio electrónico, había orquesta en vivo, la primera vez que fuí me sorprendió muchísimo la orquesta que tocaba cumbia, tango, algún melódico o rock, era siempre con los mismos artistas, en los intermedios, se cambiaban de ropa y al bombo del baterista le cambiaban el nombre de la banda. Pero el que cantaba cumbia, tambien tango y lo demás.
En el momento del rock o del tango siempre había alguna pareja que se lucía frente al resto y realmente se paraban para verlos bailar, inclusive algunos venían vestidos con la ropa para lo que le gustaba bailar.
Yo no tenía seis años, entraba y salia con mis primos, cuantas veces quisiera, inclusive se podía en una noche ir de un club a otro, las "mascaritas" no pagaban entrada. Hoy dejo a mis hijos salir a bailar y vivo preocupado hasta que regresan, se venden muchas drogas, se reparte alcohol indiscriminadamente y se inventaron unos señores fornidos que se dedican a romper cabezas a menores de edad, ¿Tanto precio por un poco de diversión?