viernes, 13 de abril de 2007

5.Auxiliando pacientes (recuerdo)

Era ya muy entrada la noche, suena el timbre de mi casa, todos despertamos. Estábamos habituados, pues, mi padre era médico, y lo era en un pueblo de campo donde era el único.
Bajo a ver quien era, porque, para mi, salir a esos auxilios era toda una aventura. Una persona sumamente preocupada dialoga con mi padre, mientras los observo en la sala de espera, estaba impaciente para pedirle que me lleve. Le preguntó a éste paisano, así estaba vestido, si sabía manejar, porque estaba muy cansado para hacerlo, pero la repuesta fue negativa. Pido permiso para ir; él accede.
Nos subimos los tres al jeep, en aquellos tiempos, el único camino asfaltado era la ruta 205. Comenzamos a rodar y tomamos un camino de tierra. Avanzamos cierto trecho, cambiamos a un camino rural, el cual estaba muy fangoso y continuamente se angostaba, sus costados eran pajonales. El vehículo transitaba de cuneta en cuneta.
Nos encontramos, repentinamente, con una tranquera, la que iluminábamos con nuestras luces, pero detrás de ella no existía siquiera un sendero. A un costado nos esperaba una chata de lechero, tirada por dos caballos. Mi padre deja allí su jeep, me dice que debo quedarme a esperarlo allí, se sube a la chata, escucho los cascos de los caballos y los veo perderse en la obscuridad, muy al fondo del campo se observaba una pequeña luz de farol, para ese lugar se iban.
Yo en tanto me aburría, tenía por costumbre, pasar mis piernas por el volante, y bambolearme en él, si se olvidaba las llaves puestas lo arrancaba y lo paraba; si estaba en cambio terminaba en el fondo de una zanja.
La espera se hacía larga, las estrellas desaparecían, comenzaba al amanecer. Hacía mucho frío.
Ahora había alambrados, vacas, pasturas; campo bruto. De allí llega de vuelta toda la comitiva.
El gaucho no encontraba la forma de expresar su profundo agradecimiento. Saludos mediante emprendimos el regreso, mientras yo pensaba si nos mandaría una gallina, unos huevos u otra cosa, pues así era al costumbre.
Al llegar a casa me mandan a dormir, mi padre cambia el jeep por el auto y de allí se va a la clínica. Me despide y comienza su día, pero esa es otra historia.

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