Esto que voy a contar no lo he vivido, si no por cuestiones que no hace falta explicar, me lo contaron.
Acerca de cómo se conocieron mi padre y mi madre.
Eran los años 50´, la familia de mi mamá vivía en Banfield, cierto día una tía mía, hoy fallecida, se encierra en el baño del chalet donde vivían, comienzan a llamarla y repentinamente se escucha el estampido de un disparo de arma de fuego. Se había parado frente al espejo, se apuntó al corazón, al parecer no lo hizo con certeza; el proyectil le pasó por el costado y salió por la espalda.
Ante tal circunstancia, la llevan de urgencia al hospital Gandulfo de Lomas de Zamora, ese día mi padre era el médico cirujano que estaba de guardia.
Luego de horas de operación, tras levantarle un par de costillas, logran limpiarla, estabilizarla, internarla y salvarla, luego siguió su vida y nos dejó hace unos cinco años.
A partir de allí, mi madre, concurre a visitar a su hermana al hospital, entablando una relación con mi padre.
Aparentemente fue un amor a primera vista, mi abuela paterna no estaba de acuerdo con ésto, mi padre tenía una relación consolidada anterior y debió romperla sorpresivamente, pero siguieron adelante y se casaron rápidamente. Se fueron a vivir a Tristán Suárez, donde ella con sus más de 80 años aún está en su casa. La misma donde parió a sus hijos y quien fuera el amor de su vida los recibió al nacer en su propia cama.
Si es verdad que se trasciende a través de los hijos, ellos lo lograron, y uno desde el cielo y la otra desde su hogar, pueden decir que en el futuro nosotros mantendremos su llama viva.
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