Esta mañana estuve con Rafa, como todos los lunes, por aproximadamente una hora. Pero luego seguí hablando con vos, a punto tal que a mi regreso no pude leer dos palabras de mi libro.
Esta conversación virtual se desarrolló por el hecho de hacerme una observación propia de un tonto, que no corresponde a un egresado del "Cole", ni de la U.B.A.,mas bien parece una táctica para hacerse de información.
No sé si lo deseo o no, pero continuamente analizo cada una de las palabras de las entrevistas.
Así estuve de cabildeos y refutaciones, planteándome si no desarrollabas un paralogismo. Llegué a la estación de Monte Grande, debía concurrir a la oculista. Para ello previamente debería comprar un bono de consulta. Al llegar a la oficina me informan que el sistema cambió y el bono lo pago y lo confeccionan en el consultorio, su valor es de diez pesos.
Me entrevisto con la secretaria de la oftalmóloga y me dice que debo venir con un bono ya pagado de dos pesos con cincuenta centavos, ellos no reciben dinero por ese trámite de la obra social. Le digo que hace diez años que me atiendo con ésta médica; éste planteo estaba fuera de lugar, la señora lo consulta con la oculista. Ella me manda a decir que compre el bono y tome otro turno. Respondí : "¡ No me anotes, voy a tomar otra oculista !".
Tan poca vocación me hace pensar que para ella es lo mismo mirar mis ojos que cocinar dos huevos fritos.
Con esto pude terminar toda mi oratoria interna diaria.
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